miércoles, 17 de enero de 2018



Hoy Miércoles 17:

Ha sido un día largo con pocos elementos. El epicentro de todo: el esfuerzo de uno mismo por sacar adelante la jornada; ayer por la noche hubo cena en casa y trasegamos bastante.

A medio día y tras retocar en casa unas fotos para el trabajo, he comenzado por limpiar el set de pintura con el tempo afectado del que no desea estar ahí en ese momento. Bañada por la luz tenue que entra por las mañanas desde el ventanal, la nebulosa del "Banco estelar" se veía creíble. No era un caso temporal de asentamiento sino un modo. Habrá que ver.

Limpio el banco he dispuesto los aperos para seguir trabajando en la pieza "Conglomerados". Poco ha durado la partida, las manos torpes no acertaban el corte y el trajín entre unidades oscilaba de más. Después errar el encaje de dos piezas he preferido dejar este escenario.

Previsor en días como hoy he traído el laptop conmigo al taller, así que el tiempo previo a la comida lo he pasado en el despachito organizando datos sobre las obras que luego iré integrando en el dossier.

El tupper de albóndigas con setas ha sido un nexo idóneo para encarar la tarde. Acompañado de un té verde y bajo el abrigo de un flexo me he entregado en paz al libro de Fernando Castro. El desafío intelectual del texto ha derivado en una siesta poco profunda.

A media tarde he estado haciendo un esquema de la obra "Marina de Cope". La retícula de 123 casilleros con su correspondiente lista de objetos anotada a lápiz parecía infinita. Una vez terminado, el esquema guarda la sobriedad de un documento científico. El paso siguiente es digitalizarlo.

Antes de marcharme a casa he aprovechado para escribir estas lineas que ahora releo. Cenaré ceviche y me acostaré pronto. Mañana será un día distinto, allegro, ma non troppo.   

No hay comentarios:

Publicar un comentario