miércoles, 27 de diciembre de 2017



Hoy Miércoles 27:

Definitivamente el frío se ha instalado en el taller. Resulta imposible aclimatar un espacio diáfano al que solo voy unas horas al día, a pesar de las cortinas, los burletes, la ropa técnica, los calcetines gordos y la estufa catalítica, que además hoy ha decidido quedarse sin gas (culpa mía por alargar una reserva que sabía breve).

A pesar de esto he estado trabajando varias horas en el "Banco estelar", un mueble reciclado con motivos espaciales que llevo meses preparando para regalarle a León. Llegué a la idea viendo el trabajo que me estaba dando quitar la gruesa capa de pintura verde. Si hay algo que odio tanto como lijar, es decapar una pieza. Los músculos te arden al poco de comenzar y terminas haciendo burillas del color que estés quitando. Una vez "limpio" el asiento, blanquearé la estructura y haré con aerosoles un crisol de nebulosas y cuerpos rutilantes sobre un azul negro de profundo espacio.

La comida en el despachito ha sido breve: un trozo de empanada de lomo y una botella de Perrier. Como estaba sin ganas de salir a por café he estado ojeando Facebook en el móvil y luego intentando rematar el libro "Piedras" de Caillois. No ha habido manera, su éxtasis mineral por momentos excelso contiene zonas frías como la dura roca. En el afán por describir el mundo de una forma tan junta el lenguaje nos pierde y disipa la cosa. El mismo Caillois es muy consciente de que las piedras son de una naturaleza imposible de sintonizar de una forma sencilla con la nuestra.

Tras una siesta en la que he soñado con Roger Sterling bruñendo piezas de loza con mucho afán, he preferido antrincherarme con tabaco en el escritorio e indagar las pistas que necesito para la instalación sobre la foto de Guille (que por cierto me ha dado permiso para usar). Como si fuera Sophie Calle he estado destripando minuciosamente la intimidad de alguien. Posteriormente en casa he ido cerrando pesquisas con la ayuda de Google en torno a la fecha y el lugar desde el que fue tomada la foto y averiguando los atuendos reales que porta el personaje principal en la imagen. Ya tengo la historia armada, ahora solo necesito los objetos para montar la escena.

viernes, 22 de diciembre de 2017



Hoy Viernes 22:

Hoy he llevado una foto al taller que le compré hace un par de años a Guillermo Latorre en La Nevera. Ha estado en casa todo este tiempo, de rincón en rincón, sin enmarcarse. De los marcos que tengo en el taller recogidos de la calle hay uno que cuadraba por dimensiones. Es uno especial, con un pequeño estante bajo la hoja y un perchero de tres apliques bajo el estante. Es bastante malo, liviano y está mal pintado, sin embargo, me hizo gracia su aspecto de altar.

Hoy ha encontrado su imagen y algo más, le ha procurado un sentido distinto a ésta, hasta el punto de que foto y marco han compuesto en mi cabeza una tercera obra más cercana a la instalación. Tendrá algo de Broodthaers, aunque con cierto "hedor" a parafina; tendrá una foto de Guille (a modo de sampler) al que aún no he pedido permiso; será una fábula siniestra y una naturaleza muerta; de todo lo que pienso, veremos qué conservo cuando empiece a realizarla.

El resto de la mañana lo he hechado en reparaciones: atornillar un burlete y reparar la puerta del baño, que no cerraba, junto a mi socio el pintor. Esto último nos ha llevado al menos un par de horas. Rozando las cuatro hemos parado a comer en el taller. Dada la hora mi socio me ha servido un bol de lentejas y un Rioja; hemos charlado sobre Cataluña y las mujeres que nos gustan.

Trás un café en el mercado hemos vuelto al frío taller con pocas ganas declaradas de hacer gran labor. Le he contado al pintor mi teoría sobre las fases de trabajo estacional aplicadas a la producción artística, fusilada del documental "Sísifo Confuso. Trabajos y días de Francisco Leiro". En éste, vemos como el escultor gallego convierte su oficio en una máquina productiva armoniosa haciendo esto mismo, ordenando las etapas de su trabajo (oficio, repaso, estudio, viajes y cambio de taller) en función de las estaciones (modelo también aplicable a la economía de mercado si uno se para analizarlo).

Sobre esta certeza me he encerrado en el despachito y he estado leyendo unas páginas del libro "Mierda y Catátrofe. Síndromes culturales del arte contemporáneo" de Fernando Castro. Llevo muchos meses con él, recogiendo mis pedazos cada dos o tres párrafos. Acudir a las notas que hay al final del libro, derivar por cualquier idea, supone multiplicar las ramas de este bosque atroz. Es un hijo de puta y también una mina bibliogáfica; hoy me ha descubierto el libro "Kairós. Apología del tiempo oprtuno" de G. Marramao y al bueno de Uvedale Price y su concepto de lo pintoresco.

He rematado la tarde reconciliándome con Cirlot a partir del texto introductorio del "Diccionario de símbolos". Compré este tocho hace un par de navidades y hasta el momento había pleneado por alguna de sus entradas como un hoja que va a merced del viento y nunca llega a posarse. La simbología me suscita no pocas reservas, está de hecho en el polo opuesto a mi trabajo actual, sin embargo, hoy leyendo el análisis liminar he entendido que puedo apreciar esta ciencia antigua desde la mera diferencia. 

miércoles, 20 de diciembre de 2017



Hoy Miércoles 20:

Hoy he llegado tarde al taller. De camino he ido rumiando versos para un encargo que me hizo mi amigo Rafa. Se ha propuesto escribir una zarzuela (o eso creo) sobre los barrios de Madrid y a mí me ha asignado el distrito de Tetuán. Presentó el proyecto a una subvención y se la han concedido, ahora solo tiene 6 meses para darle forma, así que todos a lavar ripios.

Sentado ya en el despachito he tenido impulso suficiente para esbozar dos estrofas y un estribillo. A la manera de siempre, lineas torcidas sobre un folio doblado en dos. Comienza así: "Maraña de callejas belicosas / urdida bajo moles financieras".

Después, dos horas de tajo físico cortando baldas para la gran librería que estoy montando en el salón de casa. Mi pelea con la línea recta no tiene fin cuando uso la caladora. He aprendido con el tiempo que además del corte existe el repaso, aún así recurro a menudo a ciertas cábalas que conectan el uso de herramientas con el estado de ánimo. Obviamente la respiración también juega un papel importante.

La comida en el mercado ha sido ligera, menú vegano en la Vegicana: nopales, tacos pastor y un café solo. De vuelta al taller he sentido el cuerpo frío y he optado por echar una siesta, de esas con abrigo, junto al brasero en el despachito. A mi vuelta nada era distinto, hay días que el frío en el taller espesa la sangre y no hay dios que trabaje si no es poniéndome burro.

En su lugar he estado escuchando algunas notas de voz grabadas esta semana en el móvil. En la última recojo, con voz entrecortada, el enésimo comienzo de un texto para la obra "Culo de bolsa". Dice algo así: "El mito moderno de la velocidad, unido al gesto acumulativo, ha dado lugar al vaciamiento de la cosa. Nos rodeamos constantemente por un ejército de espectros de interfaz dulcificada... El trabajo a partir del vaciado de objetos de uso cotidiano entronca directamente... con el concepto de anticosa, esa entidad (nueva) que se presta a unas nuevas leyes y a un nuevo relato... De la albura que aporta la escayola... En la albura que aporta la escayola... uno puede contar... otra historia."      

viernes, 15 de diciembre de 2017



Hoy Viernes 15:

Hoy he seguido con la obra "Conglomerados", afinando el ensamblaje, que puede resultar infinito si el modelo a referir es una idea en torno al tiempo geológico. No obstante, la fase final de "poda" traerá consigo la forma de un modo imperativo. Si resto al infinito, ¿consigo antimateria? 

En un lapso para fumar he estado observando la obra "Marina de Cope" que cerré hace unos días. Con todas pasa lo mismo, he pensado, las terminas y aún tardan en asentarse. No acostumbro a hacer cambios en esta fase de ajuste, sencillamente, si transcurrido un tiempo la obra no adquiere entidad, posiblemente no esté bien formulada. Quizá la acabre presentando, pero no podré dejar de verla como un pastiche.

Después he realizado el tercer ensayo de "Demostración gráfica de la gravedad". Según amplío la serie la obra revela su valor estético. Elementos como el gesto, el soporte y el tipo de pintura cobran un valor determinante y ramifican la obra en un plano más amplio de ejecución.   

Antes de volver a casa he estado buscando manteles de hostelería en Wallapop. Estoy detrás de un lote barato de esos más bien malos, con algo de brillo y caída abrupta. Me gusta el valor simbólico del mantel como soporte para ensayar gráficamente la gravedad.

También he subrayado algunas lineas del libro de Ruskin en donde habla de Atenea, el aire y la fuerza que la diosa nos concede a través del aliento. En el dorso de la última página anoté una tarde, ya ebrio: "De una forma secreta el arte florece, como la humedad entre lo cotidiano y señala la belleza. Igual que los juncos señalan zonas húmedas en terrenos secos. Igual que el musgo crece en la cara norte de las piedras. Concebir esculturas en este sentido. El arte florece en el mundo cotidiano."

lunes, 11 de diciembre de 2017



Hoy Lunes 11:

Hoy he terminado el "Mapa de la memoria (Marina de Cope)" que vengo armando desde el verano. El pasado viernes 08 estuve dando un último paseo por este desierto imprudente buscando los pedazos que cierran la obra. Junto a restos de ladrillo, mortero, cristal, herrajes oxidados y astillas de la puerta del cortijo familiar abandonado, me traje, organizado en bolsas, unas raices secas de esparraguera blanca, una vaina de algarrobo, plástico de los invernaderos, tubos de irrigación, pizarra verde, boñigas de cabra y alguna que otra muestra de plantas silvestres que no conozco.

Después he ido a comer al mercado donde solo he encontrado abierta La Lattina. El puestero me ha servido muy amable una piadina de jamón y queso, regada con dos Jumillas, que he ido devorando a la par que leía las primeras páginas de El Gatopardo. 

De vuelta al taller he encendido la estufa y mientras esperaba a que se calentase la zona de trabajo me he sentado en el despachito a leer unas lineas del libro de Atenea de Ruskin. El lento grumo de alusiones mitológicas me ha hecho entregarme al noble arte de respirar, que a su vez ha derivado en una larga siesta (1.30h) con la que he perdido las horas de faena de la tarde.

Resignado, he ido a charlar un rato con mi socio, el pintor Diego Quejido, con quien he compartido impresiones sobre la mejor forma de desmoldar escayola y el tema de fondo de su nuevo cuadro. También hemos acordado dejar listo esta semana el prototipo de estufa de alcohol que llevamos meses para montar. El frío arrecia y habrá que calentarse sin gastar mucho dinero.  
  

lunes, 4 de diciembre de 2017



Hoy Lunes 04:

Hoy he colgado en la pared el segundo ensayo de "Demostración gráfica de la gravedad" que previamente hice el viernes 01 y que ya estaba seco. Lo he dispuesto junto al primer ensayo. Veo aparecer las primeras lineas formales, junto a algunas ideas en torno a la ejecución. Tomo notas.

He comido un plato de cordero donde Paula y he tenido que salir corriendo a una urgencia que finalmente ha quedado en nada.

A última hora de la tarde he retomado la obra "Conglomerados" que está en la fase final de ensamblaje. Dos o tres jornadas más para afinarla y empiezo "la poda". Nota: acordarme de conseguir la motosierra.

De vuelta a casa he venido pensando en que un relato se contruye sobre el acuerdo entre dos partes: la que lo crea y la que lo cree, y lo replica.